jueves, 11 de octubre de 2007

El mismo lugar, diferentes pensamienos (crónica)

El mismo lugar, diferentes pensamientos



Día a día recorro la misma línea por la que muchos van desprevenidos, día a día camino por donde otras pisadas no han dejado huellas; es en ese momento en donde me doy cuenta que nunca dejo de estar en el mismo sitio.

No existe una hora precisa en la que pueda decir que permanezco en ese lugar, simplemente me dejo llevar por la cotidianidad de mis labores, estas son las que me llevan y no yo a ellas. Cada tarde de mis 5 días de estudio, termino por entrar a este lugar de soledades que se hacen compañía mutua en el mismo espacio, compartiendo más que un cigarrillo o un poco de marihuana.

Luego de un extenuante día de estudio, decido irme para mi casa ha descansar. Me he quedado solo y mis amigos no se encuentran para hacerme acompañarme en mi recorrido; decido irme sin más que música en mis oídos y unos cuantos chicles en mi boca. Cuando miro al hora en mi celular, observo que marcan más de las 7 p.m. Es muy temprano para llegar a mi casa aun, y no es que desee estar encerrado en ese caluroso cuarto, así que camino lo más despacio posible con tal de ganarle unos segundos más al enclaustramiento diario.

Con cada paso que doy me acerco más a mi casa, así que cuando paso por un parque decido quedarme un rato, solo para despejar mi mente con el sonido de los árboles que se rozan y con la brisa pasante por mí alrededor. Es un sitio muy bonito a simple vista, lo recorro todos los días y aun le encuentro cosas nuevas cada ve que me detengo a observarlo con detenimiento. Es así como encuentro muchas formas de expresión, en fusión con el ambiente natural que nos rodea; jóvenes que practican deportes como el fútbol, basketball, en contraste con aquellos que se dedican a saltar en sus tablas y bicicletas, que contrastan aun más y de forma radical con los que al fondo y dentro de las ramas simplemente fuman un poco de marihuana y algunos más “ asados” ( como se les denomina a aquellos que consumen demasiada droga) mucho más al fondo inyectándose algo de heroína.

No es que me moleste el convivir con estas personas que no hacen más que sentarse tras un árbol para empezar a “volar”, no tendría por qué, si ellos estaban antes que yo; lo interesante es si en realidad se puede compartir este espacio natural con estas personas. Puedo decir que si; si es posible habitar el mismo espacio en el que nos reunimos. Mientras que unos están a un extremo del parque jugando a ser drogadictos y acabando con sus tristes y miserables vidas, otros están al otro extremo jugando al deporte. No es raro ya ver que estas personas se nos hacen reconocibles a primera vista, bueno en mi caso particular reconozco a algunas de ellas puesto que algunos fueron mis amigos un día y ahora solo son la sobra del recuerdo de aquellas imágenes del pasado.


Luego de permanecer por no menos de dos horas en este lugar, creo que ya es momento de irme hacia mi casa, es allí donde me encuentro con un grupo de jóvenes a los que había en ocasiones pasadas ofendido con una de mis criticas inmaduras para aquel entonces; pensando que abrían problemas asumí una posición de firmeza mientras que mantenía su mirada frente a mi. Luego de unos segundos y con el ánimo de calmar las cosas, un amigo en común se me acerca y me saluda sentándose a charlar un rato conmigo para que el resto se diera cuenta que el me conocía y por lo tanto se abstuviesen de armar una pelea. Esto por espacio de unos 15 minutos, luego decidí que era mejor irme puesto que el grupo que estaba a mi lado tenia más de 10 cabezas esperando a que alguno se motivara a confrontarme.

Luego de unos momentos de tensión simplemente cambié mi habitual ruta, y mientras que estas personas; algunos pertenecientes a grupos “musicales” de esta ciudad y otros son jóvenes que practican espéctalos con monóculos y conos en el aire seguían a mis espaldas, lentamente me alejaba del lugar, casi de forma normal.

Una noche de conversaciones, conmigo mismo y con aquel que se sentara a mi derecha pudo haber terminado en un encuentro de nudillos; es así como hasta en el teatro más hermoso se da paso a la fusión de deporte, música, drogas, peleas, o simplemente un espacio en el cual sentarse a observar a los que pasan.

Es así que cada vez que me siento solo en este parque, se vienen a mi cabeza infinidad de pensamientos y sentimientos chocantes, que me produce el estar solo y rodeado de las paredes que un día sirvieron de escenario para el encuentro de sensibilidades. Por eso es que me siento bien cada vez que permanezco solo en este lugar, por esa magia que guardan los árboles, las plantas que me rodean las oleadas de brisas que traen más soledad a mi lado. Es este “El parque de la canasta” un lugar tan tranquilo como hostil en cuestión de minutos.

Ahora al finalizar mi estancia en este lugar, prosigo con mi camino, siguiendo las huellas que yo mismo deje el día de ayer, un camino que ya a sido recorrido, y que seguirá siéndolo, hasta que no pueda cruzar más por este verde lugar.





JAVIER RICARDO OTERO C.

1 comentario:

Anónimo dijo...

"No es que me moleste el convivir con estas personas que no hacen más que sentarse tras un árbol para empezar a “volar”, no tendría por qué, si ellos estaban antes que yo"

Damos inicio a un mundo sin árboles en los que habite el cielo y el infierno, el humus y el descomunal absurdo que viviera en medio del existencialismo... Es esto o es un repudio al común sentir social que carcome nuestro presente inundado de ideas globalizantes... dejémoslo al criterio del director o de los lectores de este blog cuyo comienzo se da ahora, aunque no se sepa cuál sea su fin.

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